¡Cómo me gusta una construcción tradicional! Ladrillo sobre ladrillo, bloque de hielo sobre bloque de hielo…lo habitual para los que somos de Canarias…jajaja! Pero sí, este tipo de elaboraciones me encantan. Pues bien, hace unas semanitas que recibí un encargo muy especial. Yo pregunté que me dijera algo que le gustara a la persona a la que iba a regalar la tarta y me dijo: «bueno, le gusta la nieve…Ah, pues no me digas más que tengo en mente una cosita muy cuca que llevo tiempo queriendo hacer». 

      Y ahí que me puse yo a picar bloques de hielo y picaaarrr y picarrr hasta que tuve los necesarios (bueno, luego tuve que hacer alguno más porque me faltaron, pero bueno, que la cuestión es que los hice toditos ;). 
     A CONTINUACIÓN LES MUESTRO LA FORMA DE HACER UNA TARTA IGLÚ PARA QUE LES SALGA DE LO MÁS REALISTA…VAMOS, QUE SÓLO FALTARÍAN LOS PINGÜINOS Y LOS 40 GRADOS BAJO CERO! JAJAJA! 
 
      Ah! Recomiendo que los bloques de hielo que van en las dos líneas de base los hagan con antelación
para que estén rígidos ya que luego tienen que soportar el resto de
bloques encima y se podrían aplastar un poco, tampoco pasa nada porque
no queda mal, pero así no cambian su tamaño.
      Recomiendo que lo hagan
sólo en los de abajo porque el diámetro es mayor y los bloques se
pueden colocar uno junto a otro sin problema, los superiores mejor que
estén recién hechos para que sean maleables ya que necesitaremos
ajustarlos unos a otros a medida que la forma del iglú se va haciendo
más estrecho.

     Una vez elaborados los muñequitos protagonistas tocaba enmarcarlos en una acción así que uno de ellos, el primero, estaría pescando en el típico agujerito que hacen los que tienen una capa gruesísima de hielo bajo sus pies y el otro estaría disfrutando de la nieve haciendo la conocida forma de mariposa que se forma cuando te tiras sobre la nieve y abres piernas y brazos.

     Pues bien, como pueden apreciar lo que uno de ellos pescó no era un pez sino un corazoncito naranja que cogió de un pedacito de agua con forma también de corazón y es que, en este caso, esta tartita era para San Valentín. Mira que me dijo que no hiciera ninguna cursilada, pero no pude evitarlo!!! Una licencia que me permití porque me dieron libertad, claro! Pero…¿a que quedó lindo?

           Por cierto, la tarta era de BIZCOCHO DE LIMÓN RELLENA DE NATA
                       ¡Espero que les haya gustado y servido de utilidad las explicaciones!